Ilustração: Cientos de personas se concentran frente al Capitolio de La Habana para protestar contra el Gobierno. El detonante de las manifestaciones fue la grave escasez y las penurias que sufren los habitantes de la isla, agravadas por los efectos de la pandemia. Crédito: YAMIL LAGE (AFP) / EL PAÍS

Coreando las mismas frases con las que han crecido y entonando el mismo Himno que refleja la hidalguía de la nación desde sus guerras de independencia, se produjo una protesta inicial en San Antonio de los Baños (Artemisa) el domingo 11 de julio de 2021. “No tenemos miedo” se escuchó en las calles y con la misma velocidad que viajan las imágenes y las “lives” en Facebook, les siguieron las protestas en Palma Soriano, Alquízar, Bauta, Gûira de Melena, Gûines, Regla y finalmente, en toda Cuba.

Tan multitudinario como un Primero de Mayo, el Día Internacional de los Trabajadores, pero de esta vez, espontáneamente y en contra del gobierno, el efecto dominó que se vivió en la Isla en la jornada del 11 de julio y en el que confluyen inúmeras razones han culminado en dos jornadas intensas dentro y fuera de la Isla.

Eventos insólitos y sin precedentes en 62 años han mostrado que la denominada “transición generacional” – véase texto publicado con anterioridad en este sitio – tiene en esta ausencia de sus líderes carismáticos el desafío más difícil al discurso de continuidad del sistema político construido desde 1959. Recordemos, que en el denominado “maleconazo del 94”, evento anterior y de menor magnitud en condiciones similares – salvo por la pandemia –, Fidel Castro en las calles consiguió el control de la situación. Una tentativa, que el actual mandatario, Miguel Mario Diaz-Canel Bermùdez, intentó repetir en San Antonio de los Baños.

Horas más tarde y a pesar de la intervención del presidente Diaz-Canel en cadena nacional, un tanto desconcertada ante la sorprendente situación y con mensajes dirigidos a los oyentes domésticos e internacionales, los cubanos continuaron en las calles, intensificaron las protestas y se enfrentaron a los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria y de las Tropas Especiales (más conocidos por Boinas Negras), e incluso a los cubanos partidarios del gobierno. Estos últimos, como respuesta al llamado realizado por el mandatario.

Las causas de las protestas

A la consabida difícil situación económica de la Isla, se suman hoy los complejos contextos político y social, donde reverberan insatisfacciones ciudadanas principalmente con la gestión gubernamental, la restricción de derechos de libertad de expresión, el avance del covid 19, la escasez de alimentos y la unificación monetaria.

La conturbada gestión de Miguel Díaz-Canel desde 2017 ha enfrentado en su ámbito doméstico diversos eventos que han cuestionado la administración del gobierno y de empresas estatales. Algunas de estas situaciones: la caída de aviones comerciales ; el tornado en La Habana – un fenómeno atmosférico poco frecuente en la Isla – y las inundaciones en la capital, todos estos repercutiendo en la ya sentida economía interna. Por último, las críticas por la posición inicial ante el covid 19, que si bien, la medicina cubana consiguió contener durante los primeros 9 meses de pandemia, la necesidad de apertura de las fronteras para la captación de divisas y la propia escasez de alimentos – donde los cubanos precisan hacer largas filas – desde enero del 2021 se ha salido de control y colocado en dudas – en el ámbito doméstico – la Isla como potencia médica, una de las principales banderas del éxito del socialismo como sistema político.

En medio de esta situación, en enero de 2021 se inició el proceso de unificación monetaria en el cual el peso cubano, el presunto ganador histórico ante el peso cubano convertible (CUC), se ha debilitado ante la escasez de divisas. En tal sentido, subyace un proceso de dolarización que afecta a la renta familiar y su capacidad de obtención de productos de la canasta básica. Y en el mes de junio, se produjo la restricción interna de depósitos de dólares, abriendo a otras divisas extranjeras como el euro, el dólar canadiense, entre otros; de los cuales, ninguna es la moneda percibida como salario por los trabajadores.

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Otro factor ha resultado del incremento del número de usuarios de las redes sociales en la Isla. De este, ha derivado el último y mayor rompecabezas: el gobierno cubano no es el único actor social construyendo su propia imagen externa o de su sistema político. Hoy, cualquier ciudadano dentro de la Isla, tiene en su smartphone, la herramienta para construir esa imagen. De hecho, el Decreto Ley 370 promulgado el 4 de julio de 2019 constituyó una tentativa para penalizar la difusión “a través de redes públicas de transmisión de datos información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas” y limitar la actuación ciudadana en las mismas.

Por otra parte, como respuesta al Decreto 349 de 2018 que regula las actividades artísticas y culturales en la Isla, se gestó el Movimiento San Isidro – de corte disidente – y el cual, tras las protestas y manifestaciones inéditas – si bien hubo casos aislados anteriormente de intelectuales o artistas que criticaron al gobierno –, de más de 200 artistas frente al Ministerio de Cultura en pos de la libertad de creación limitada por el citado Decreto, en los últimos meses ha alcanzado alta visibilidad internacional.

En cambio, la nueva estrategia de “influencers” e “youtubers” de la comunidad cubana en el exterior y las campañas de boicot contra los artistas pro-gobierno cubano han incorporado a algunos de ellos con mayor visibilidad internacional a las denuncias en contra del gobierno. Un ejemplo de ello ha sido la canción Patria y Vida, letra que se convirtió en parte de las consignas durante las protestas.

Precisamente, las informaciones y videos en las redes sociales, así como las exhortaciones e informaciones constantes de los “influencers” e “youtubers” en horas tempranas de la protesta en San Antonio de los Baños fueron los catalizadores de las marchas articuladas espontáneamente en todo el país.

En el ámbito externo, el gobierno de Miguel Díaz-Canel pasó por el recrudecimiento de las medidas del embargo por la Administración Donald Trump, mientras no se han cumplido las expectativas relativas a la elección del nuevo mandatario norteamericano Joe Biden respecto a las relaciones bilaterales con Cuba. Además, se ha producido el incremento de los reclamos internacionales relativo a los Derechos Humanos y en el ámbito regional, América Latina, la región que posibilitó el momento cumbre de la diplomacia cubana en 2014, se debate entre la introspección, la izquierda y la derecha.

El futuro de Cuba

Más allá de lo esperado, las manifestaciones superaron la primera jornada; si bien, la retirada de la internet por datos móviles ha dificultado confirmar la veracidad de informaciones provenientes de la Isla.

De forma general, las manifestaciones masivas en la Isla mostraron las debilidades de los movimientos de oposición domésticos, que, a pesar de su larga data, no consiguieron en el día 11 articular un liderazgo que encauzara las protestas del pueblo. Relativo a la pretendida ayuda del vecino norteamericano, a pesar de las acciones de la comunidad del otro lado del estrecho, poco han podido hacer frente a la administración demócrata. Lo cierto, es que Cuba debe resolver sus problemas domésticos internamente y estas manifestaciones evidenciaron la diversidad ideológica existente en la dermis de la sociedad cubana, una diversidad negada por el gobierno de la Isla y a la cual, a partir del día 11 de julio de 2021, no conseguirá ser indiferente.


*Revisão: Marcel Artioli

**Este artigo não reflete, necessariamente, a opinião do Núcleo de Estudos e Análises Internacionais (NEAI), do Instituto de Políticas Públicas e Relações Internacionais (IPPRI/UNESP)