El Mercosur enfrenta un nuevo aniversario  en un período de suma inestabilidad política  y económica en la región. El lunes 25 de abril se “celebró” en la sala del Paralamento del Mercosur PARLASUR, el aniversario número 25 del bloque regional. Los festejos fueron marcados por la ausencia de cuatro de los cinco Presidentes, solo el anfitrión Tabaré Vázquez estuvo presente.

La ceremonia estuvo marcada por divergencias políticas y diplomáticas. Al comienzo del acto protocolar, 17 de los 20 parlamentarios del Brasil se retiraron en protesta por lo que consideraron una “declaración irresponsable” del presidente del Parlasur el argentino Jorge Taiana. El ex canciller había lanzado un comunicado días antes que hacía referencia a la crisis política brasileña, en donde cuestionó severamente el juicio político que el Congreso brasileño lleva adelante contra la presidenta Dilma Rousseff. Publicado en la página web del Mercosur, Taiana consideró un “golpe parlamentario” y una “utilización forzada de la ley” el impeachment contra Rousseff.

Por un lado la delegación de Brasil gritaba “Humilhação!” y se retiraba del salón, en dónde habían sido ubicados al final de este; motivo que agravó el enojo de los parlamentares y precipitó la decisión de retirarse. La delegación venezolana balanceaba carteles en protesta por la crisis económica y social por la que atraviesa ese país; los parlamentarios antichavistas exigían que se active el referéndum revocatorio presidencial al gobierno de Nicolás Maduro. Los festejos de las bodas de plata de la organización regional, no fueron como se esperaba o se imaginaba algunos años atrás. No hubo diálogo ni mucho menos consenso.

Dicho momento era una oportunidad excepcional para discutir la negociación que impulsa el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, espacio que acabó siendo desperdiciado. Las relaciones entre el Mercosur y la UE comenzaron técnicamente en 2001, si bien había sido firmado un acuerdo marco en la década del noventa; el mayor avance del proceso se dio en el año 2004 con el intercambio de ofertas  en lo que algunos analistas entendieron como el punto más cercano al cierre de un acuerdo. Las negociaciones estuvieron congeladas hasta el 2010, cuándo se produjo el relanzamiento  de las mismas. Desde esa instancia, se han realizado un número importante de reuniones técnicas. No obstante, los avances siguen siendo poco significativos, especialmente porque no se logró un nuevo intercambio de ofertas.

Pasaron 25 años desde aquel 26 de marzo de 1991; el Mercosur ha cumplido con parte de sus objetivos fundacionales, mientras que otros quedaron por el camino. El hecho de haber constituido un proceso de integración es un aspecto que de forma insolayable se debe resaltar. Se trata de un esquema de integración que, entre otros logros, permitió la definitiva reconciliación entre dos potencias regionales, lo que para la región tuvo una gran significación geopolítica . No obstante, este justo reconocimiento no ha impedido que a lo largo de su historia analistas destaquen los aciertos y desaciertos del bloque; ejercicio intelectual de suma relevancia para identificar los errores y enmendarlos a fin de retomar el camino hacia el cumplimiento de los objetivos fundacionales plasmados en el Tratado de Asunción (TA) y en el Protocolo de Ouro Preto (PO).

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Uno de los debates generalmente planteados cuando se evalúan los resultados del Mercosur tiene que ver con que Mercosur estamos analizando: el político, el social, o el económico-comercial. De acuerdo a las facetas mencionadas los diagnósticos serán completamente diferentes y los resultados serán disímiles entre sí. A la hora de evaluar el estado actual del bloque regional parece necesario partir del principio de que en la mayoría de los análisis realizados en los últimos años son reconocidas las fortalezas que muestra el proceso en el ámbito político-institucional, social o incluso ciudadano, y son destacadas las dificultades en otros planos como el económico-comercial. Esta aclaración es necesaria ya que cualquier diagnóstico sobre el Mercosur termina en muchos casos con la evidente y simplificada confrontación entre “integracionistas” y “no integracionistas”.  Esta dicotomía no en si misma positiva para el progreso del Mercosur. Por el contrario, desconocer y no resaltar sus debilidades no favorece a el desarrollo del bloque y desconoce el principal objetivo de este instrumento que es la constitución de un Mercado Común y una Unión Aduanera lo que debería  su vez redundar en “la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos, el establecimiento de una política comercial común y la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales”, objetivos iniciales ratificados en el articulo 1 del TA.

En el acto conmemorativo de los 25 años el Canciller del Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, admitió en su discurso las dificultades del bloque, al hacer énfasis que en los 25 años transcurridos desde la inauguración del Mercosur los “vientos proteccionistas que prevalecieron sobre la construcción de los mercados de nuestra región fueron los que postergaron la construcción de una política comercial común”. De alguna manera esta frase sintetiza las críticas realizadas reiteradamente por el Uruguay hacia sus pares en las sucesivas cumbres de Jefes y jefas de Estado en los últimos tiempos.

En definitiva, la ceremonia fue un espejo de la realidad del bloque: países enfrentados política e ideológicamente, diferencias la hora de establecer acuerdos entre sí y con terceros,  y la imagen de una economía estancada y sin perspectivas próximas de despegar.

La falta de dialogo dificulta la programación de una agenda propositiva para las sucesivas reuniones, factor que paraliza al bloque frente a las dinámicas de la comunidad internacional.  En ese sentido,  talvez una manera de amenizar las crisis regional sea la renegociación de algunos de sus objetivos originarios, fortaleciendo aquellos en los que se han alcanzado mayores desarrollos y descartando los que están lejos de concretarse y que a su vez ha actuado como barreras al desarrollo regional.